Desde los 10 años, a Jessica se le dificultaba conciliar el sueño. A pesar de que sus papás la mandaban a dormir temprano, ella no podía hacerlo sino hasta las 2:00 de la mañana. Esta dinámica continuó hasta los 17 años, a partir de entonces, el insomnio se agravó y comenzó a mermar por completo su calidad de vida.
Jessica Trujillo tiene 27 años y es estudiante de artes visuales. Cuenta que una vez que terminó de estudiar la preparatoria, las jornadas sin poder dormir se extendieron, siendo que en ocasiones lograba descansar hasta las 8:00 de la mañana. Dice que al principio no tomó mucha importancia de ello, sin embargo, esta dinámica se volvió diaria, fue cuando decidió acudir con un especialista.
Señala que además del insomnio, la ansiedad y la depresión ya se habían apoderado de ella. Explicó que de acuerdo al especialista, ambos padecimientos derivaron del no poder dormir, aunado a que su rendimiento decayó en los distintos escenarios donde se desenvolvía, desde la escuela hasta familia y amigos.
Recuerda que el psiquiatra recomendó un tratamiento con medicamentos, situación que ni a ella ni a sus papás los convenció, pues se corría el riesgo de que se hiciera dependiente a ellos. Por esta razón, apunta, recurrieron a la medicina alternativa. Tras algunos años con este método notó mejorías y lo dejó, pues consideraba que ya no era necesario. Sin embargo, a los pocos meses volvió el insomnio.
Tras la recaída, intentó encontrar nuevamente el sueño a través de meditaciones, yoga y otros ejercicios; pero todos ellos funcionaban por un tiempo y luego el insomnio regresaba. Además de los problemas emocionales, comenzó a presentar afecciones físicas como cansancio, gastritis, dolor muscular y de cabeza, entre otros.
Fue en 2021 cuando una crisis llegó. Jessica pasó 32 horas sin dormir, situación que la mandó de urgencias al hospital y luego al psiquiatra. Este último le recetó medicamentos. Desde entonces, está en tratamiento. Afirma que las pastillas han funcionado, pero derivado de ello su estilo de vida ha cambiado por completo.
Afecta todas las esferas
El insomnio se caracteriza por una dificultad para iniciar o mantener el sueño, trayendo como consecuencia que el individuo que lo padece no logre un descanso reparador. La calidad y cantidad de sueño incide de manera decisiva en la salud, afectando al sujeto tanto en el ámbito personal como el social, explica la Coordinadora de la Licenciatura en Psicología de la Universidad Mesoamericana Plantel San Juan, Viridiana Martínez Arriaga.
Refiero que la Asociación Americana de Psiquiatría clasifica al insomnio dentro de los trastornos de sueño-vigilia. En ese sentido, dijo que según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), alrededor del 40% de la población mundial padece trastornos del sueño y el que prevalece es el insomnio.
Indica que son varias las causas que pueden originar este padecimiento, entre ella enfermedades médicas, uso y consumo de medicamentos o sustancias nocivas para la salud, agentes ambientales, además de factores psicológicos como el estrés, ansiedad o depresión.
“Hay una insatisfacción por la calidad o cantidad de sueño, problemas para iniciarlo, mantenerlo o conciliarlo durante los despertares nocturnos y esta falta de sueño comienza a afectar de manera significativa en las diferentes áreas en las que se desenvuelve el individuo, en lo personal, en lo laboral, lo académico y social”, subrayó.
Destaca que para prevenir este padecimiento es necesario tener horarios establecidos para dormir y despertar, realizar actividades físicas que ayuden a promover el sueño, tener una buena alimentación y evitar el consumo de cafeína, nicotina o alcohol antes de acostarse. También, sostuvo, se debe promover un ambiente de sueño favorable, evitando el uso de pantallas y eliminando la mayor cantidad de luz posible.
