Iniciando su trabajo como empleado del negocio llamado Escartín en 1989, ubicado en la calle Morelos, Juan Manuel Luna Ibarra aprendió el oficio de reparación de máquinas de escribir, el cual mantiene hasta la fecha, aunque refirió que cada día es menor el número de personas que recurren a este servicio, dado que son pocas las familias que conservan estos equipos que actualmente están en desuso.
Juan Manuel Luna explicó que no sabía nada en lo que respecta a la reparación de máquinas de escribir, sin embargo, la necesidad de pagar su colegiatura en escuela, lo llevó a buscar empleo, encontrando en dicha empresa, la oportunidad de trabajar, primero como mandadero y asistente de los dueños, pero gradualmente fue aprendiendo la manera en la que se debían reparar estos equipos.
Cuando logró dominar este oficio, se quedó al frente del negocio como empleado, recibiendo todos los equipos que los sanjuanenses buscaban reparar, dándoles una nueva vida, permitiendo que las personas pudieran trabajar de manera más eficiente.
Juan Manuel explicó que en su oficio ha tenido la oportunidad de vivir muchas anécdotas interesantes, pues afirmó que recurrentemente acudían abogados, doctores o servidores públicos, que llevaban a reparar los equipos, pues eran herramientas de trabajo muy importantes y por lo que muchas veces las personas esperaban en su local en tanto se realizaban las reparaciones y mientras tanto, se generaban charlas muy amenas.
Manifestó que con la llegada de las computadoras, gradualmente la reparación de máquinas de escribir fue a la baja, hecho por el que debió actualizarse para reparar computadoras, pues poco a poco se quedó en desuso la máquina de escribir y con ello su oficio estaba en riesgo, por lo que gradualmente fue migrando su trabajo.
Durante durante varios años la empresa Escartín se encontró en la calle Francisco Javier Mina, pero fue hasta 2007 cuando ya como propietario del negocio, cambió el nombre a Servicio Luna y con ello también se concretó un cambio de domicilio estableciéndose en la calle Arteaga 19, en donde actualmente sigue operando.
“Hoy ya casi nadie utiliza las máquinas de escribir, las personas que vienen a mi negocio son coleccionistas o personas que tienen mucho apego a su máquina y la tienen como un recuerdo importante, son ellos a los que les damos servicio, pero nos llega una máquina de escribir cada dos o tres meses, ya es muy poco “, comentó.
Manifestó que su oficio se encuentra en riesgo de desaparecer pues ya prácticamente nadie usa ni tiene máquinas de escribir, dejando su negocio enfocado en su mayoría en la reparación de equipos de cómputo, sin embargo, afirmó que mientras haya una máquina de escribir que arreglar, él siempre estará disponible para ello.