/ martes 20 de junio de 2023

#EntreNeta | Los tiempos del presidente


Pocos dudan del talante dominante del presidente López Obrador. Muchos advertimos en él un serio peligro de regresión autoritaria y autocrática. Casi todos percibimos su terquedad, su cerrazón y su poder dominante. También, una amplísima mayoría de mexicanas y mexicanos le concedemos su capacidad estratégica para marcar la agenda nacional e imponer su narrativa. Andrés Manuel es un líder estratégico que somete a la opinión pública a su conveniencia.

A un año de la elección presidencial, el titular del Poder Ejecutivo Federal dio por iniciado el proceso electoral contraviniendo la constitución, las leyes en la materia, los criterios de los tribunales y los acuerdos y lineamientos de las autoridades electorales. Suplantó a toda institución y norma electoral existente para decretar unilateralmente el arranque de las campañas presidenciales de forma y fondo. Despedazó el calendario comicial que, legal y cronológicamente, establece las etapas, requisitos y reglas para contender por un cargo de elección, incluso al interior de los partidos políticos. Fue irónicamente tajante en adelantar su propia sucesión.

Ha instruido campañas adelantadas en su partido para legitimar el dedazo a su relevo. Renuncias de funcionarios públicos, despliegues publicitarios, actos de campaña, desvíos y derroche de recursos ilegales son ya el escaparate de la política nacional.

Pero ¿para qué adelantar vísperas? ¿Por qué acelerar los tiempos que marca específicamente la ley? Claramente la intención del presidente es acaparar el proceso de sucesión desde el primer minuto posicionando que la competencia esta únicamente al interior MORENA, pues la elección constitucional esta “prácticamente definida” frente a una candidatura de oposición hasta ahora inexistente.

Quiere sepultar la posibilidad del dicho “caballo que alcanza gana” apostando a que la ventaja se acentúe mediante el aprovechamiento del tiempo. Parafraseando a Carlos Castillo Peraza, un gobierno, un proyecto, una candidatura “será mejor en la medida que nos salve de perder el tiempo, puesto que aquí no vale aquello de que `de lo perdido, lo que aparezca`, ya que del tiempo que se extravió no aparecerá ni una brizna.” El presidente lo sabe. Para él cada instante cuenta y su movimiento lo aprovecha; mientras tanto, la oposición pierde el principal recurso no renovable del que dispone: el tiempo. Las campañas ya empezaron. Es cuestión de tiempo.


*Diputado Federal PAN



Pocos dudan del talante dominante del presidente López Obrador. Muchos advertimos en él un serio peligro de regresión autoritaria y autocrática. Casi todos percibimos su terquedad, su cerrazón y su poder dominante. También, una amplísima mayoría de mexicanas y mexicanos le concedemos su capacidad estratégica para marcar la agenda nacional e imponer su narrativa. Andrés Manuel es un líder estratégico que somete a la opinión pública a su conveniencia.

A un año de la elección presidencial, el titular del Poder Ejecutivo Federal dio por iniciado el proceso electoral contraviniendo la constitución, las leyes en la materia, los criterios de los tribunales y los acuerdos y lineamientos de las autoridades electorales. Suplantó a toda institución y norma electoral existente para decretar unilateralmente el arranque de las campañas presidenciales de forma y fondo. Despedazó el calendario comicial que, legal y cronológicamente, establece las etapas, requisitos y reglas para contender por un cargo de elección, incluso al interior de los partidos políticos. Fue irónicamente tajante en adelantar su propia sucesión.

Ha instruido campañas adelantadas en su partido para legitimar el dedazo a su relevo. Renuncias de funcionarios públicos, despliegues publicitarios, actos de campaña, desvíos y derroche de recursos ilegales son ya el escaparate de la política nacional.

Pero ¿para qué adelantar vísperas? ¿Por qué acelerar los tiempos que marca específicamente la ley? Claramente la intención del presidente es acaparar el proceso de sucesión desde el primer minuto posicionando que la competencia esta únicamente al interior MORENA, pues la elección constitucional esta “prácticamente definida” frente a una candidatura de oposición hasta ahora inexistente.

Quiere sepultar la posibilidad del dicho “caballo que alcanza gana” apostando a que la ventaja se acentúe mediante el aprovechamiento del tiempo. Parafraseando a Carlos Castillo Peraza, un gobierno, un proyecto, una candidatura “será mejor en la medida que nos salve de perder el tiempo, puesto que aquí no vale aquello de que `de lo perdido, lo que aparezca`, ya que del tiempo que se extravió no aparecerá ni una brizna.” El presidente lo sabe. Para él cada instante cuenta y su movimiento lo aprovecha; mientras tanto, la oposición pierde el principal recurso no renovable del que dispone: el tiempo. Las campañas ya empezaron. Es cuestión de tiempo.


*Diputado Federal PAN