/ viernes 4 de febrero de 2022

Humanitas. Arte y pasión

La isla de los muertos es una obra que Arnold Böcklin pinto varias veces entre 1880 a 1886. Algunas versiones dicen que esta obra se inspiró en su amiga María Berna, que le había pedido al artista que le pintara un cuadro que fuera como un sueño, ya que había perdido recientemente a su marido.

Actualmente se conservan cuatro versiones de la pintura en diferentes museos. La versión que pintó en 1880 se encuentra en Basilea, Suiza y la otra en Nueva York. La de 1883 que es un óleo sobre madera se encuentra en el museo de Berlín; y la de 1886 en el museo de Leipzig. Algunas están pintadas sobre madera y otras en tela. Unas son muy oscuras y otras muy luminosas.

Se sabe que existió una versión de este cuadro que se encontraba colgado en la Cancillería del Tercer Reich en la oficina de Adolf Hitler y ante él se retrataron alguna vez Hitler y Molotov, quien era ministro de asuntos exteriores de la Unión Soviética, esto sucedió en 1940 un año antes de que las tropas alemanas atacaran a la URSS.

Hitler adquirió su versión de La isla de los muertos en calidad de canciller del III Reich en 1934, posiblemente la compró a través del galerista de arte Fritz Gurlitt, quien además tuvo el acierto de bautizar la obra como “La isla de los muertos”.

Después de la Segunda Guerra Mundial la obra como tantas otras desapareció.

La comisión que por encargo de Hitler adquiría y requisaba obras de arte para el gigantesco museo de arte del nacional socialismo que debía de levantarse en Linz, logró reunir un total de once obras de Böcklin. Hitler en su juventud quiso ser pintor, y consideraba a Böcklin como uno de los más grandes artistas. Además creía que el arte era una de las máximas virtudes del hombre.

Sin duda Arnold Böcklin fue uno de los artistas más populares en todos los territorios alemanes. Ahora sabemos que de la obra de Böcklin y particularmente de La isla de los muertos se hicieron muchas litografías, que además en las últimas décadas del siglo XIX estaba de moda tener obras litográficas colgadas en las casas.

La Isla de los muertos fue una obra que conocieron muchos personajes interesantes de esa época como lo fueron: Sigmund Freud, Rainer María Rilke y Rubén Darío quién le escribió un poema; el escritor Thomas Mann, autor de Muerte en Venecia, fue admirador de Böcklin, y se dice que tenía en su estudio una litografía de la Isla de los muertos. Lo mismo se sabe por fotografías que Lenin tenía una versión en su casa, así también el escritor Herman Hesse. El músico ruso Sergei Rachmaninoff compuso el poema sinfónico Opus 29 a La Isla de los muertos en 1908, que resulta francamente maravilloso.

El artista español Salvador Dalí siendo su costumbre obsesionarse con las grandes obras maestras, se apropió e interpretó La isla de los muertos aparece en varias pinturas, incluso a una la tituló: “La verdadera pintura de La isla de los muertos de Böcklin a la hora del Ángelus”. Dalí realizó varios viajes a la isla de los muertos a través de su pintura, y los plasmó en su obra. Dalí imaginó la Isla de los muertos en el Cap de Creus y la interpretó al mejor estilo surrealista.

Arnold Böcklin nacido en Suiza en 1927 y muerto en Italia a causa de una neumonía en 1901, fue un pintor influido por el romanticismo, por el simbolismo y el arte de la secesión. Gran parte de su pintura la realizó en Roma en donde vivió y se nutrió del arte clásico y de los mitos greco-latinos que tanto le fascinaron.

Böcklin tuvo una obsesión en su vida aparte de la pintura, volar como los pájaros, lo intentó en desafortunadas máquinas diseñadas por él mismo, realmente logró volar y viajar a través de sus pinturas.


bobiglez@gmail.com


La isla de los muertos es una obra que Arnold Böcklin pinto varias veces entre 1880 a 1886. Algunas versiones dicen que esta obra se inspiró en su amiga María Berna, que le había pedido al artista que le pintara un cuadro que fuera como un sueño, ya que había perdido recientemente a su marido.

Actualmente se conservan cuatro versiones de la pintura en diferentes museos. La versión que pintó en 1880 se encuentra en Basilea, Suiza y la otra en Nueva York. La de 1883 que es un óleo sobre madera se encuentra en el museo de Berlín; y la de 1886 en el museo de Leipzig. Algunas están pintadas sobre madera y otras en tela. Unas son muy oscuras y otras muy luminosas.

Se sabe que existió una versión de este cuadro que se encontraba colgado en la Cancillería del Tercer Reich en la oficina de Adolf Hitler y ante él se retrataron alguna vez Hitler y Molotov, quien era ministro de asuntos exteriores de la Unión Soviética, esto sucedió en 1940 un año antes de que las tropas alemanas atacaran a la URSS.

Hitler adquirió su versión de La isla de los muertos en calidad de canciller del III Reich en 1934, posiblemente la compró a través del galerista de arte Fritz Gurlitt, quien además tuvo el acierto de bautizar la obra como “La isla de los muertos”.

Después de la Segunda Guerra Mundial la obra como tantas otras desapareció.

La comisión que por encargo de Hitler adquiría y requisaba obras de arte para el gigantesco museo de arte del nacional socialismo que debía de levantarse en Linz, logró reunir un total de once obras de Böcklin. Hitler en su juventud quiso ser pintor, y consideraba a Böcklin como uno de los más grandes artistas. Además creía que el arte era una de las máximas virtudes del hombre.

Sin duda Arnold Böcklin fue uno de los artistas más populares en todos los territorios alemanes. Ahora sabemos que de la obra de Böcklin y particularmente de La isla de los muertos se hicieron muchas litografías, que además en las últimas décadas del siglo XIX estaba de moda tener obras litográficas colgadas en las casas.

La Isla de los muertos fue una obra que conocieron muchos personajes interesantes de esa época como lo fueron: Sigmund Freud, Rainer María Rilke y Rubén Darío quién le escribió un poema; el escritor Thomas Mann, autor de Muerte en Venecia, fue admirador de Böcklin, y se dice que tenía en su estudio una litografía de la Isla de los muertos. Lo mismo se sabe por fotografías que Lenin tenía una versión en su casa, así también el escritor Herman Hesse. El músico ruso Sergei Rachmaninoff compuso el poema sinfónico Opus 29 a La Isla de los muertos en 1908, que resulta francamente maravilloso.

El artista español Salvador Dalí siendo su costumbre obsesionarse con las grandes obras maestras, se apropió e interpretó La isla de los muertos aparece en varias pinturas, incluso a una la tituló: “La verdadera pintura de La isla de los muertos de Böcklin a la hora del Ángelus”. Dalí realizó varios viajes a la isla de los muertos a través de su pintura, y los plasmó en su obra. Dalí imaginó la Isla de los muertos en el Cap de Creus y la interpretó al mejor estilo surrealista.

Arnold Böcklin nacido en Suiza en 1927 y muerto en Italia a causa de una neumonía en 1901, fue un pintor influido por el romanticismo, por el simbolismo y el arte de la secesión. Gran parte de su pintura la realizó en Roma en donde vivió y se nutrió del arte clásico y de los mitos greco-latinos que tanto le fascinaron.

Böcklin tuvo una obsesión en su vida aparte de la pintura, volar como los pájaros, lo intentó en desafortunadas máquinas diseñadas por él mismo, realmente logró volar y viajar a través de sus pinturas.


bobiglez@gmail.com