/ lunes 27 de mayo de 2024

Ciencia y sociedad | El 3 de junio seguiremos siendo lo que somos


A escasos días de llevar a cabo la jornada electoral que marcará la historia de nuestro país, por el simple hecho de que será electa la primera presidenta de la República, los ánimos se calientan y las emociones están a flor de piel. A lo largo de los últimos años, la sociedad ha entrado en una dinámica de confrontación en donde es común encontrar calificativos hasta ofensivos contra cualquiera de las dos candidatas punteras.

Cada una de las candidatas y el candidato presentaron sus propuestas de trabajo para los diferentes sectores y ante las diferentes problemáticas que enfrenta nuestro país. Hemos tenido la oportunidad de presenciar tres debates en donde lo menos que se defendió fueron justamente las propuestas ya que mayormente se dedicaron a arremeter ataques a fuego cruzado, mayormente una candidata contra la otra.

Si bien hay que defender las posturas y atacar los errores, nos hemos acostumbrado a dar y recibir golpes sin ir al fondo. El nivel de ataque ha sido tal, que la misma sociedad se ha polarizado, propiciado también por el discurso del presidente López Obrador, quien desde el primer momento de su mandato se dedicó a reconocer bandos: chairos y fifís, neoliberales y transformadores. Dedicó parte de su energía a sembrar la idea de que lo que nos define es nuestra preferencia política y así, si hay afinidad por una coalición puedes ser corrupto, conservador, aspiracionista y desprecias a los que menos tienen.

No, no es así. Sigamos haciendo Historia vs Fuerza y Corazón por México no son lo único que existe y que nos ha definido. Somos mucho más que eso, las filias y fobias políticas no son nuestra marca. Lo que si habla de nosotras y nosotros es nuestro trabajo, la capacidad que tenemos como sociedad de salir adelante, la resiliencia, el amor por nuestra tierra y nuestra gente, nuestras tradiciones. Quien nos gobierne deberá hacerlo para todas y todos, aún cuando pensemos distinto.

Hoy el divisionismo se convertido en el eje rector de nuestro comportamiento. Los ataques personales son el pan de cada día por solo expresar que pensamos votar en uno u otro sentido. Me niego a caer en ese juego, primero porque tener empatía con uno u otro grupo político no me convierte en ellos. Seguramente a la mayoría nos pasa -porque también está el fanatismo ciego- que concordamos con más ideas y proyecciones de un grupo que de otro, pero eso no significa que estemos en contra del otro; ni nos hace ricos, ni nos hace pobres; ni nos hace justos o pecadores.

Así las cosas, este dos de junio cada persona podrá emitir libremente su voto por el proyecto que considera mejor para nuestro país para los siguientes años. Pero el tres de junio seguiremos siendo familia, seguiremos siendo colegas, vecinos, compañeros, conocidos. Seguiremos siendo pueblo, el pueblo de México que quiere ver crecer a sus hijas e hijos lejos de la violencia e inseguridad, que desea mejores oportunidades de trabajo, que busca cumplir sus sueños, que tiene talento y necesita oportunidades para explotarlo: Al que urge un gobierno eficaz y eficiente, honesto, preocupado y ocupado, que cuide y proteja al medio ambiente, que impulse la educación, la ciencia y la tecnología; que ofrezca mejores servicios de salud y que se haga responsable del bienestar, de la justicia y la igualdad social.

El tres de junio seguiremos siendo lo que somos, seguiremos viéndonos las caras y seguiremos luchando para que México sea un mejor lugar para vivir.



A escasos días de llevar a cabo la jornada electoral que marcará la historia de nuestro país, por el simple hecho de que será electa la primera presidenta de la República, los ánimos se calientan y las emociones están a flor de piel. A lo largo de los últimos años, la sociedad ha entrado en una dinámica de confrontación en donde es común encontrar calificativos hasta ofensivos contra cualquiera de las dos candidatas punteras.

Cada una de las candidatas y el candidato presentaron sus propuestas de trabajo para los diferentes sectores y ante las diferentes problemáticas que enfrenta nuestro país. Hemos tenido la oportunidad de presenciar tres debates en donde lo menos que se defendió fueron justamente las propuestas ya que mayormente se dedicaron a arremeter ataques a fuego cruzado, mayormente una candidata contra la otra.

Si bien hay que defender las posturas y atacar los errores, nos hemos acostumbrado a dar y recibir golpes sin ir al fondo. El nivel de ataque ha sido tal, que la misma sociedad se ha polarizado, propiciado también por el discurso del presidente López Obrador, quien desde el primer momento de su mandato se dedicó a reconocer bandos: chairos y fifís, neoliberales y transformadores. Dedicó parte de su energía a sembrar la idea de que lo que nos define es nuestra preferencia política y así, si hay afinidad por una coalición puedes ser corrupto, conservador, aspiracionista y desprecias a los que menos tienen.

No, no es así. Sigamos haciendo Historia vs Fuerza y Corazón por México no son lo único que existe y que nos ha definido. Somos mucho más que eso, las filias y fobias políticas no son nuestra marca. Lo que si habla de nosotras y nosotros es nuestro trabajo, la capacidad que tenemos como sociedad de salir adelante, la resiliencia, el amor por nuestra tierra y nuestra gente, nuestras tradiciones. Quien nos gobierne deberá hacerlo para todas y todos, aún cuando pensemos distinto.

Hoy el divisionismo se convertido en el eje rector de nuestro comportamiento. Los ataques personales son el pan de cada día por solo expresar que pensamos votar en uno u otro sentido. Me niego a caer en ese juego, primero porque tener empatía con uno u otro grupo político no me convierte en ellos. Seguramente a la mayoría nos pasa -porque también está el fanatismo ciego- que concordamos con más ideas y proyecciones de un grupo que de otro, pero eso no significa que estemos en contra del otro; ni nos hace ricos, ni nos hace pobres; ni nos hace justos o pecadores.

Así las cosas, este dos de junio cada persona podrá emitir libremente su voto por el proyecto que considera mejor para nuestro país para los siguientes años. Pero el tres de junio seguiremos siendo familia, seguiremos siendo colegas, vecinos, compañeros, conocidos. Seguiremos siendo pueblo, el pueblo de México que quiere ver crecer a sus hijas e hijos lejos de la violencia e inseguridad, que desea mejores oportunidades de trabajo, que busca cumplir sus sueños, que tiene talento y necesita oportunidades para explotarlo: Al que urge un gobierno eficaz y eficiente, honesto, preocupado y ocupado, que cuide y proteja al medio ambiente, que impulse la educación, la ciencia y la tecnología; que ofrezca mejores servicios de salud y que se haga responsable del bienestar, de la justicia y la igualdad social.

El tres de junio seguiremos siendo lo que somos, seguiremos viéndonos las caras y seguiremos luchando para que México sea un mejor lugar para vivir.