/ sábado 16 de marzo de 2024

Catadura | El tren de la muerte


Los Reyes de Suecia, Silvia y Carlos XVI Gustavo, en su visita a México decidieron cancelar su viaje en el tren maya debido a las numerosas críticas y polémicas que ha desatado a nivel mundial, que incluso originó una manifestación frente a la embajada sueca en la Ciudad de México. No se prestaron al juego político que pretendía el gobierno federal; una foto acompañados del presidente López Obrador a bordo de su más emblemática -y cuestionada- obra en plena campaña electoral, una imagen muy apetecible para el obradorismo que finalmente no sucedió.

Este ha sido un proyecto controvertido desde sus inicios, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), las reuniones realizadas con las comunidades locales no cumplieron con los estándares internacionales y el Centro para la Diversidad Biológica dijo que el informe de impacto ambiental se presentó después de que la construcción del tren ya había comenzado.

Ahora mismo hay dos recursos judiciales que tienen suspendida parte de la obra, aunque en realidad continúa de forma arbitraria. Se han gastado hasta el momento el doble del dinero presupuestado para su construcción, más de 20 mil millones de dólares, se ha violado el derecho a la información pública ocultándola a través de un decreto presidencial que la declaró un asunto de “seguridad nacional”, evitando así todos los procedimientos legales y cualquier asomo de transparencia de recursos y rendición de cuentas.

Los tramos 5, 6 y 7 originalmente pasarían a un lado de la carretera pero decidieron cambiar la ruta selva adentro, sin escuchar a nadie, ni expertos, ni ambientalistas, ni asociaciones, ni lugareños. El presidente prometió que no se talaría un solo árbol y llevan más de 10 millones, que no se iban a vulnerar las cavernas y se han afectado a más de cien, han instalado 8 mil pilotes de concreto destruyendo la riqueza arqueológica y geológica del lugar.

Uno de los grandes problemas es que la construcción de las vías y la constante vibración de los trenes provocarán que muchos cenotes colapsen acabando con esa fuente vital de agua dulce para la vida silvestre.

El tren no es una solución a la pobreza, sino una afectación a lo más valioso que tenemos, nuestra biodiversidad, poniendo en peligro a miles de especies de plantas y animales dentro de la selva tropical más grande de América Central.

Sin duda se trata de una de las regiones más pobres de México y hogar de una gran cantidad de comunidades indígenas, sin embargo el turismo en ese lugar existe porque existe esa naturaleza, no al revés. Pretender impulsar al primero acabando con la segunda es absurdo e irresponsable.

Debemos defender la selva de cualquier proyecto que pueda violentar el ecosistema que nos permite vivir, encontrar un equilibrio entre la necesidad de desarrollo en las zonas más deprimidas del país y la enorme riqueza natural e histórica que representan. Al tiempo.


  • Facebook: Diego Foyo
  • X: @diego_foyo
  • Instagram: @diego_foyo



Los Reyes de Suecia, Silvia y Carlos XVI Gustavo, en su visita a México decidieron cancelar su viaje en el tren maya debido a las numerosas críticas y polémicas que ha desatado a nivel mundial, que incluso originó una manifestación frente a la embajada sueca en la Ciudad de México. No se prestaron al juego político que pretendía el gobierno federal; una foto acompañados del presidente López Obrador a bordo de su más emblemática -y cuestionada- obra en plena campaña electoral, una imagen muy apetecible para el obradorismo que finalmente no sucedió.

Este ha sido un proyecto controvertido desde sus inicios, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), las reuniones realizadas con las comunidades locales no cumplieron con los estándares internacionales y el Centro para la Diversidad Biológica dijo que el informe de impacto ambiental se presentó después de que la construcción del tren ya había comenzado.

Ahora mismo hay dos recursos judiciales que tienen suspendida parte de la obra, aunque en realidad continúa de forma arbitraria. Se han gastado hasta el momento el doble del dinero presupuestado para su construcción, más de 20 mil millones de dólares, se ha violado el derecho a la información pública ocultándola a través de un decreto presidencial que la declaró un asunto de “seguridad nacional”, evitando así todos los procedimientos legales y cualquier asomo de transparencia de recursos y rendición de cuentas.

Los tramos 5, 6 y 7 originalmente pasarían a un lado de la carretera pero decidieron cambiar la ruta selva adentro, sin escuchar a nadie, ni expertos, ni ambientalistas, ni asociaciones, ni lugareños. El presidente prometió que no se talaría un solo árbol y llevan más de 10 millones, que no se iban a vulnerar las cavernas y se han afectado a más de cien, han instalado 8 mil pilotes de concreto destruyendo la riqueza arqueológica y geológica del lugar.

Uno de los grandes problemas es que la construcción de las vías y la constante vibración de los trenes provocarán que muchos cenotes colapsen acabando con esa fuente vital de agua dulce para la vida silvestre.

El tren no es una solución a la pobreza, sino una afectación a lo más valioso que tenemos, nuestra biodiversidad, poniendo en peligro a miles de especies de plantas y animales dentro de la selva tropical más grande de América Central.

Sin duda se trata de una de las regiones más pobres de México y hogar de una gran cantidad de comunidades indígenas, sin embargo el turismo en ese lugar existe porque existe esa naturaleza, no al revés. Pretender impulsar al primero acabando con la segunda es absurdo e irresponsable.

Debemos defender la selva de cualquier proyecto que pueda violentar el ecosistema que nos permite vivir, encontrar un equilibrio entre la necesidad de desarrollo en las zonas más deprimidas del país y la enorme riqueza natural e histórica que representan. Al tiempo.


  • Facebook: Diego Foyo
  • X: @diego_foyo
  • Instagram: @diego_foyo