/ martes 26 de marzo de 2024

Neurona ciudadana | Compromiso por la Paz


Las cifras de violencia e inseguridad en el país han vuelto a mostrar que las estrategias federales han fallado. Nuevo récord de fallecidos en un sexenio, aumento del control de regiones y gobiernos por parte del crimen organizado, incremento de los delitos sexuales, crecimiento histórico de fraudes, extorsiones y robo común a negocios. Un panorama desolador para los ciudadanos, para las inversiones y para el país.

No para ahí. Los estados que han aumentado significativamente los niveles de violencia son los gobernados por el partido oficial. A la cabeza están: Morelos, Colima y Baja California Sur quienes destacan por haber incrementado de manera relevante su tasa de homicidios en los últimos 4 años. Una estampa de criminales imparables que operan hoy mejor que nunca.

Por ello, es oportuno y urgente la incorporación de nuevos actores sociales a la reflexión sobre la inseguridad que padecemos y normalizamos en el país. Es urgente, desde cualquier óptica, activar nuevos esquemas y nuevos interlocutores. De ahí que la reflexión lanzada por la iglesia católica mexicana hace unos días sea de lo más oportuna y urgente.

El "Compromiso por la Paz" (CXP) presentado por la Conferencia del Episcopado Mexicano y los Jesuitas de México representa un llamado apremiante a la acción colectiva para enfrentar la profunda crisis de violencia e inseguridad que aqueja al país. El documento, resultado de un amplio proceso de diálogo y análisis, se articula en torno a cinco ejes centrales que esbozan un camino hacia la reconstrucción del tejido social y la construcción de una paz duradera: 1) El reconocimiento del dolor y la dignidad de las víctimas, 2) La atención a las causas estructurales de la violencia, 3) El fortalecimiento del tejido social, 4) La reformulación del sistema de seguridad pública, y 5) La promoción de una cultura de paz.

Ofrece una hoja de ruta para enfrentar la crisis de violencia en México que dista mucho de ser ingenua, pero reclama esfuerzos compartidos para su logro. Su implementación requiere del compromiso y la participación activa de todos los sectores de la sociedad: gobierno, sociedad civil, iglesias, academia y ciudadanos. Sólo a través de un esfuerzo conjunto y sostenido será posible construir un México más justo, pacífico y próspero para las generaciones presentes y futuras.

El primer pilar del CXP reconoce la centralidad de las víctimas de la violencia. Se trata de un acto de profunda empatía y solidaridad con aquellos que han sufrido en carne propia las consecuencias de la inseguridad. El documento propone medidas concretas para garantizar el acceso a la verdad, la justicia y la reparación del daño, incluyendo la creación de una Comisión Nacional de la Verdad y la Búsqueda de Personas Desaparecidas.

Más allá de medidas coyunturales, el CXP busca abordar las raíces profundas de la violencia. Señala como factores determinantes la pobreza, la desigualdad, la exclusión social, la corrupción y la impunidad. Para ello, se proponen estrategias de desarrollo social, combate a la pobreza, fortalecimiento del Estado de derecho y reformas al sistema de justicia.

La reconstrucción del tejido social es fundamental para la cimentación de una paz duradera. El documento propone fomentar la participación ciudadana, la cultura de paz, la educación en valores y el diálogo intercultural. Se destaca la importancia de la familia como núcleo fundamental de la sociedad y la necesidad de fortalecer las redes comunitarias.

El CXP reconoce la necesidad de una profunda transformación del sistema de seguridad pública. Se propone un enfoque preventivo y de proximidad social, basado en el respeto a los derechos humanos y la profesionalización de las fuerzas del orden. Se aboga por la creación de una Guardia Nacional de carácter civil y por la eliminación de las fuerzas armadas de las tareas de seguridad pública.

La construcción de una paz duradera requiere también un cambio cultural profundo. El documento propone fomentar una cultura de paz basada en el diálogo, la no violencia, la tolerancia y el respeto a la diversidad. Se destaca la importancia de la educación para la paz en todos los niveles educativos, así como la promoción de valores como la solidaridad, la empatía y la compasión.

El Compromiso por la Paz es un documento crucial que ofrece una hoja de ruta para enfrentar la crisis de violencia en México. Su implementación exitosa requiere del compromiso y la participación activa de todos los sectores de la sociedad: gobierno, sociedad civil, iglesias, academia y ciudadanos.

Todos somos corresponsables de la creación de un esquema de paz. La iglesia ha tomado la iniciativa a raíz del clima de inseguridad imperante y del sacrificio de múltiples sacerdotes y religiosas en el país. La oferta que hizo el Episcopado Mexicano de ser un canal de conciliación con el crimen organizado no puede ser una acción aislada ni debe quedar lejana a la responsabilidad del actual y del próximo gobierno, porque seis años más de omisión consolidarían el esquema de control territorial, político y económico de los delincuentes, en perjuicio de los ciudadanos y de la patria.


*PRESIDENTA DE LA COMISIÓN DE BIENESTAR E INCLUSIÓN SOCIAL DE COPARMEX NACIONAL


Las cifras de violencia e inseguridad en el país han vuelto a mostrar que las estrategias federales han fallado. Nuevo récord de fallecidos en un sexenio, aumento del control de regiones y gobiernos por parte del crimen organizado, incremento de los delitos sexuales, crecimiento histórico de fraudes, extorsiones y robo común a negocios. Un panorama desolador para los ciudadanos, para las inversiones y para el país.

No para ahí. Los estados que han aumentado significativamente los niveles de violencia son los gobernados por el partido oficial. A la cabeza están: Morelos, Colima y Baja California Sur quienes destacan por haber incrementado de manera relevante su tasa de homicidios en los últimos 4 años. Una estampa de criminales imparables que operan hoy mejor que nunca.

Por ello, es oportuno y urgente la incorporación de nuevos actores sociales a la reflexión sobre la inseguridad que padecemos y normalizamos en el país. Es urgente, desde cualquier óptica, activar nuevos esquemas y nuevos interlocutores. De ahí que la reflexión lanzada por la iglesia católica mexicana hace unos días sea de lo más oportuna y urgente.

El "Compromiso por la Paz" (CXP) presentado por la Conferencia del Episcopado Mexicano y los Jesuitas de México representa un llamado apremiante a la acción colectiva para enfrentar la profunda crisis de violencia e inseguridad que aqueja al país. El documento, resultado de un amplio proceso de diálogo y análisis, se articula en torno a cinco ejes centrales que esbozan un camino hacia la reconstrucción del tejido social y la construcción de una paz duradera: 1) El reconocimiento del dolor y la dignidad de las víctimas, 2) La atención a las causas estructurales de la violencia, 3) El fortalecimiento del tejido social, 4) La reformulación del sistema de seguridad pública, y 5) La promoción de una cultura de paz.

Ofrece una hoja de ruta para enfrentar la crisis de violencia en México que dista mucho de ser ingenua, pero reclama esfuerzos compartidos para su logro. Su implementación requiere del compromiso y la participación activa de todos los sectores de la sociedad: gobierno, sociedad civil, iglesias, academia y ciudadanos. Sólo a través de un esfuerzo conjunto y sostenido será posible construir un México más justo, pacífico y próspero para las generaciones presentes y futuras.

El primer pilar del CXP reconoce la centralidad de las víctimas de la violencia. Se trata de un acto de profunda empatía y solidaridad con aquellos que han sufrido en carne propia las consecuencias de la inseguridad. El documento propone medidas concretas para garantizar el acceso a la verdad, la justicia y la reparación del daño, incluyendo la creación de una Comisión Nacional de la Verdad y la Búsqueda de Personas Desaparecidas.

Más allá de medidas coyunturales, el CXP busca abordar las raíces profundas de la violencia. Señala como factores determinantes la pobreza, la desigualdad, la exclusión social, la corrupción y la impunidad. Para ello, se proponen estrategias de desarrollo social, combate a la pobreza, fortalecimiento del Estado de derecho y reformas al sistema de justicia.

La reconstrucción del tejido social es fundamental para la cimentación de una paz duradera. El documento propone fomentar la participación ciudadana, la cultura de paz, la educación en valores y el diálogo intercultural. Se destaca la importancia de la familia como núcleo fundamental de la sociedad y la necesidad de fortalecer las redes comunitarias.

El CXP reconoce la necesidad de una profunda transformación del sistema de seguridad pública. Se propone un enfoque preventivo y de proximidad social, basado en el respeto a los derechos humanos y la profesionalización de las fuerzas del orden. Se aboga por la creación de una Guardia Nacional de carácter civil y por la eliminación de las fuerzas armadas de las tareas de seguridad pública.

La construcción de una paz duradera requiere también un cambio cultural profundo. El documento propone fomentar una cultura de paz basada en el diálogo, la no violencia, la tolerancia y el respeto a la diversidad. Se destaca la importancia de la educación para la paz en todos los niveles educativos, así como la promoción de valores como la solidaridad, la empatía y la compasión.

El Compromiso por la Paz es un documento crucial que ofrece una hoja de ruta para enfrentar la crisis de violencia en México. Su implementación exitosa requiere del compromiso y la participación activa de todos los sectores de la sociedad: gobierno, sociedad civil, iglesias, academia y ciudadanos.

Todos somos corresponsables de la creación de un esquema de paz. La iglesia ha tomado la iniciativa a raíz del clima de inseguridad imperante y del sacrificio de múltiples sacerdotes y religiosas en el país. La oferta que hizo el Episcopado Mexicano de ser un canal de conciliación con el crimen organizado no puede ser una acción aislada ni debe quedar lejana a la responsabilidad del actual y del próximo gobierno, porque seis años más de omisión consolidarían el esquema de control territorial, político y económico de los delincuentes, en perjuicio de los ciudadanos y de la patria.


*PRESIDENTA DE LA COMISIÓN DE BIENESTAR E INCLUSIÓN SOCIAL DE COPARMEX NACIONAL