/ miércoles 17 de enero de 2024

Zoon politikón | ¡Ahí viene Trump!


Las recientes primarias republicanas en Iowa han traído consigo una sombra familiar sobre el escenario político estadounidense: Donald Trump. Con un amplio respaldo, el expresidente ha emergido como líder en la carrera por la candidatura presidencial del Partido Republicano ganando 2 a 1 por encima de los demás aspirantes. Mientras algunos lo ven como el retorno de un líder fuerte y decidido, otros temen las posibles consecuencias de su regreso. En México, estas implicaciones podrían resonar de manera significativa, y es crucial analizar cómo un nuevo capítulo en la era Trump podría afectar las relaciones bilaterales y los intereses mexicanos.

El periodo presidencial de Donald Trump estuvo marcado por tensiones en las relaciones entre Estados Unidos y México. Desde el famoso discurso en el que caracterizó a los mexicanos como "violadores" y "criminales", hasta las disputas sobre el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), las negociaciones comerciales y la construcción del muro en la frontera, el vínculo entre ambos países no fue precisamente armonioso.

Con el resurgimiento de Trump en Iowa, la pregunta ineludible es si estas tensiones regresarán. Y seguramente sí, pues gran parte de su campaña gira en torno a su férrea crítica hacia México en temas como la economía, la migración y la seguridad.

El espectro del proteccionismo económico se cierne nuevamente con la posible candidatura de Trump. Durante su mandato, el expresidente fue crítico del libre comercio y buscó renegociar acuerdos, lo cual tuvo implicaciones directas en la economía mexicana. Las exportaciones mexicanas, podrían enfrentar obstáculos si Trump revierte políticas comerciales.

La retórica inflamatoria de Trump sobre la inmigración indudablemente resuena en la memoria colectiva. La construcción de un muro en la frontera sur y las políticas migratorias restrictivas marcaron su mandato. Para México, esto podría significar enfrentar nuevamente la presión de abordar temas migratorios y garantizar la seguridad y bienestar de aquellos que buscan oportunidades en el país vecino.

En cuanto a seguridad y narcotráfico, la cooperación regional podría estar en la encrucijada. A pesar de compartir preocupaciones en este ámbito, la retórica dura de Trump podría influir en la colaboración en la lucha contra el crimen organizado. La seguridad en la región es una responsabilidad compartida, sin embargo, para Trump y sus electores, son los carteles mexicanos los responsables de envenenar a los estadounidenses, su particular punto de vista en este tema pone de manifiesto su poca voluntad por asumir la parte de responsabilidad que le corresponde a la nación estadounidense en materia de Drogas, Tráfico de Armas y Narcotráfico. Para Trump solo México es responsable, y va a tener en los paupérrimos resultados de seguridad del gobierno de Lopez Obrador una enorme cantidad de argumentos para nutrir su retórica incendiaria.

México no es un espectador pasivo en este escenario político. Ante la posible candidatura de Trump, el país tiene la oportunidad de redefinir y fortalecer su posición en la arena internacional. La diplomacia activa, la defensa de los intereses nacionales y la construcción de alianzas estratégicas se vuelven aún más cruciales. Lamentablemente, nos dirige un presidente que desdeña la diplomacia, que utiliza las embajadas como botín político para pagar políticos sin escrúpulos que traicionan a la oposición y se entregan al manto purificador de Lopez Obrador.

La posible llegada de Trump como candidato republicano parece favorecer a López Obrador. Ambos líderes comparten un enfoque político marcado por la demagogia y una retórica populista, lo cual podría generar una afinidad estratégica. Ambos líderes han encontrado puntos en común en su estilo político, caracterizado por un tono directo y una conexión emocional con sus respectivas bases de apoyo.

Sin embargo, el riesgo de esta relación radica en el hecho de que ambos líderes son propensos a la demagogia y a la simplificación de los problemas. La narrativa de Trump sobre la supuesta sumisión de AMLO a sus demandas podría influir en la percepción pública mexicana, generando inquietudes sobre la autonomía y la capacidad de negociación del país. Este tipo de relaciones basadas en la complicidad personal en lugar de la colaboración constructiva pueden resultar perjudiciales para México, ya que debilitan la capacidad de la nación para defender sus intereses de manera efectiva en el escenario internacional.

La posibilidad de un regreso de Trump al escenario político estadounidense plantea la pregunta de cómo manejará AMLO esta situación. Mientras que la relación previa pudo haber sido vista como una estrategia pragmática, la percepción de que México se dobló ante Trump podría generar críticas internas y socavar la confianza en la habilidad de AMLO para defender los intereses nacionales de manera firme y efectiva.

"¡Ahí viene Trump!" resuena como un recordatorio de la complejidad del panorama político global. México no puede permitirse ser complaciente ni reaccionar impulsivamente. Más bien, debe abrazar la incertidumbre con preparación estratégica y una visión clara de sus objetivos nacionales.


*Diputado local PRI



Las recientes primarias republicanas en Iowa han traído consigo una sombra familiar sobre el escenario político estadounidense: Donald Trump. Con un amplio respaldo, el expresidente ha emergido como líder en la carrera por la candidatura presidencial del Partido Republicano ganando 2 a 1 por encima de los demás aspirantes. Mientras algunos lo ven como el retorno de un líder fuerte y decidido, otros temen las posibles consecuencias de su regreso. En México, estas implicaciones podrían resonar de manera significativa, y es crucial analizar cómo un nuevo capítulo en la era Trump podría afectar las relaciones bilaterales y los intereses mexicanos.

El periodo presidencial de Donald Trump estuvo marcado por tensiones en las relaciones entre Estados Unidos y México. Desde el famoso discurso en el que caracterizó a los mexicanos como "violadores" y "criminales", hasta las disputas sobre el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), las negociaciones comerciales y la construcción del muro en la frontera, el vínculo entre ambos países no fue precisamente armonioso.

Con el resurgimiento de Trump en Iowa, la pregunta ineludible es si estas tensiones regresarán. Y seguramente sí, pues gran parte de su campaña gira en torno a su férrea crítica hacia México en temas como la economía, la migración y la seguridad.

El espectro del proteccionismo económico se cierne nuevamente con la posible candidatura de Trump. Durante su mandato, el expresidente fue crítico del libre comercio y buscó renegociar acuerdos, lo cual tuvo implicaciones directas en la economía mexicana. Las exportaciones mexicanas, podrían enfrentar obstáculos si Trump revierte políticas comerciales.

La retórica inflamatoria de Trump sobre la inmigración indudablemente resuena en la memoria colectiva. La construcción de un muro en la frontera sur y las políticas migratorias restrictivas marcaron su mandato. Para México, esto podría significar enfrentar nuevamente la presión de abordar temas migratorios y garantizar la seguridad y bienestar de aquellos que buscan oportunidades en el país vecino.

En cuanto a seguridad y narcotráfico, la cooperación regional podría estar en la encrucijada. A pesar de compartir preocupaciones en este ámbito, la retórica dura de Trump podría influir en la colaboración en la lucha contra el crimen organizado. La seguridad en la región es una responsabilidad compartida, sin embargo, para Trump y sus electores, son los carteles mexicanos los responsables de envenenar a los estadounidenses, su particular punto de vista en este tema pone de manifiesto su poca voluntad por asumir la parte de responsabilidad que le corresponde a la nación estadounidense en materia de Drogas, Tráfico de Armas y Narcotráfico. Para Trump solo México es responsable, y va a tener en los paupérrimos resultados de seguridad del gobierno de Lopez Obrador una enorme cantidad de argumentos para nutrir su retórica incendiaria.

México no es un espectador pasivo en este escenario político. Ante la posible candidatura de Trump, el país tiene la oportunidad de redefinir y fortalecer su posición en la arena internacional. La diplomacia activa, la defensa de los intereses nacionales y la construcción de alianzas estratégicas se vuelven aún más cruciales. Lamentablemente, nos dirige un presidente que desdeña la diplomacia, que utiliza las embajadas como botín político para pagar políticos sin escrúpulos que traicionan a la oposición y se entregan al manto purificador de Lopez Obrador.

La posible llegada de Trump como candidato republicano parece favorecer a López Obrador. Ambos líderes comparten un enfoque político marcado por la demagogia y una retórica populista, lo cual podría generar una afinidad estratégica. Ambos líderes han encontrado puntos en común en su estilo político, caracterizado por un tono directo y una conexión emocional con sus respectivas bases de apoyo.

Sin embargo, el riesgo de esta relación radica en el hecho de que ambos líderes son propensos a la demagogia y a la simplificación de los problemas. La narrativa de Trump sobre la supuesta sumisión de AMLO a sus demandas podría influir en la percepción pública mexicana, generando inquietudes sobre la autonomía y la capacidad de negociación del país. Este tipo de relaciones basadas en la complicidad personal en lugar de la colaboración constructiva pueden resultar perjudiciales para México, ya que debilitan la capacidad de la nación para defender sus intereses de manera efectiva en el escenario internacional.

La posibilidad de un regreso de Trump al escenario político estadounidense plantea la pregunta de cómo manejará AMLO esta situación. Mientras que la relación previa pudo haber sido vista como una estrategia pragmática, la percepción de que México se dobló ante Trump podría generar críticas internas y socavar la confianza en la habilidad de AMLO para defender los intereses nacionales de manera firme y efectiva.

"¡Ahí viene Trump!" resuena como un recordatorio de la complejidad del panorama político global. México no puede permitirse ser complaciente ni reaccionar impulsivamente. Más bien, debe abrazar la incertidumbre con preparación estratégica y una visión clara de sus objetivos nacionales.


*Diputado local PRI